La Font Màgica, obra del arquitecto e ingeniero Carles Buïgas, fue uno de las grandes atracciones de la Exposición Universal de 1929. El proyecto era considerado como muy atrevido para la época, pero tras casi un año de trabajo empleando diariamente a más de 3.000 trabajadores el sueño se volvió realidad. Después de un periodo de abandono, en 1955 fue reparada por el mismo Carles Buïgas. En los años 80 se añadió la música y antes de los Juegos Olímpicos de 1992 fue completamente restaurada y modernizada.
La Fuente Mágica tiene forma elíptica y mide 65 metros de largo en el eje mayor. La parte visible de la fuente está formada por tres lagos concéntricos situados a diferente altura, que tienen en total un volumen de más de 3 millones de litros de agua. La coreografía generada de forma automática a partir del análisis de las piezas musicales incluye movimientos del agua coordinados con el juego de luz y colores. El resultado es un espectáculo único con una duración de 10 a 14 minutos, una danza mágica que atrae anualmente a unos 2,5 millones de visitantes.
Cada año la Fuente Mágica acoge el acto final de fiesta de la Merced, el piromusical. La exhibición de luz y color de la fuente se combina con un gran despliegue de fuegos artificiales para el encanto de una gran multitud de espectadores que llena la avenida de la Reina Maria Cristina.