Fundado en el año 1158 por la poderosa familia de Moncada, el monasterio de Santes Creus alcanzó su momento de mayor esplendor en los siglos XIII y XIV, cuando los reyes de Aragón eligieron el monasterio como panteón real. Bajo su protección se ha convertido en una de las señorías monásticas más extensas e influyentes del reino. La vida monástica se mantuvo ininterrumpidamente hasta 1835, cuando el monasterio quedó abandonado y muy deteriorado hasta la restauración llevada a cabo en el siglo XX.
✔ La iglesia, con una arquitectura austera e imponente, sin ornamentación. La planta es de cruz latina, con tres naves cubiertas con bóvedas de crucería, ábside cuadrado y cuatro capillas absidiales. La fachada principal, coronada por almenas, contiene una portada románica del siglo XII y un imponente ventanal gótico con vitrales. En el ábside encontramos un magnífico rosetón con vidriera.
✔ El claustro de estilo gótico (siglo XIV), destacable por la calidad artística de la ornamentación de los capiteles. En el centro se conserva un bellísimo templete románico que alberga una fuente-lavatorio.
✔ Los sepulcros monumentales, pertenecientes a la familia real o a miembros de la nobleza catalana. Destacan los dos templetes góticos de los mausoleos reales de Jaime II de Aragón y su esposa, y el del rey Pedro III el Grande.
✔ Las dependencias monásticas: la sala capitular, el dormitorio, el refectorio, las cocinas, la bodega y la biblioteca.
✔ El Palacio Real, construido en varias fases (siglos XIII-XVI). Tiene elementos góticos, platerescos y renacentistas.
✔ El claustro posterior, del siglo XVI.
✔ La Puerta de la Asunción o el Arco Real, de estilo barroco, rematada con una gran torre hexagonal.